El post que traigo hoy bajo el brazo no es directamente de moda, pero si indirectamente; hace unas semanas llegaron a mis manos dos libros fantásticos, impresionantes y que me han hecho disfrutar des de la primera hasta la última página, como si de la nueva colección de “Suite Blanco” se tratara. Las encargadas de deleitarme con sus libros han sido Ana Milán (“Sexo en Milán”) y Raquel Martos (“Los besos no se gastan”), realmente me encanta el título del último). Una vez introducido el post me dispongo a escoger el porqué de mis palabras.
“Sexo en Milán” me lo leí en apenas dos días, a tener en cuenta que un vuelo de tres horitas da para mucho, y más si lo coges con ganas; ya había oído hablar de él, muy bien por cierto, y no se quedaban cortos, ampliamente digo que es un libro estupendo, te llena de frescura leerlo, no es pesado para nada y tiene una originalidad que impresiona. En él, Ana Milán habla de amor, relaciones y amistad y lo une todo, muy cuidadosamente, con la cocina. Recetas perfectas para cada ocasión inundan las páginas del que no dudo que será un libro que recordaré. Otra de las muchas cosas que me ha sorprendido es la colaboración de grandes personajes como la actriz Alexandra Jiménez o el presentador Màxim Huerta y el echo de que en cada página habrá algo que te sacará una sonrisa, a mí me ha pasado…bastantes veces en este libro y muy poco cuando a lectura se refiere. Podría pasarme escribiendo sobre él muchas líneas pero para conservar el gusto y placer del que, seguro que lo empezará en breves, no voy a contar nada más. Si queréis más ya estáis tardando en ir a la librería más cercana para haceros con él, y darme la razón en todo lo que he dicho.
En segundo lugar, y no por menos importante, con “Los besos no se gastan” me he sentido verdaderamente identificada, y como yo, seguro que todos aquellos y aquellas que conocen el verdadero sentido de la amistad. Lucía y Eva se conocen en la infancia y des del primer momento conectan de maravilla, su relación crece hasta tal punto de sentirse hermanas, lo comparten todo y maduran juntan. En un momento de sus vidas su amistad se debilita y pasan muchos años hasta que se vuelven a unir. A medida que leemos nos damos cuenta de la preciosa relación que las une, como han avanzado sus vidas y qué sienten de verdad la una por la otra. Lucía y Eva antepondrán el precioso vínculo afectivo que las une ante todo lo que les venga por delante y por encima de todo permanecerán unidas. Por suerte, yo también he vivido una amistad un tanto parecida en la que llegas a tener un alma gemela, una persona con la que confiar, que está ahí en los buenos momentos pero que en los malos no te deja sola. Si de verdad queréis disfrutar con la ternura de los amigos de siempre y pensar en la suerte que tenéis de compartir vuestra vida con estas personas tan importantes como lo son los hermanos del alma, este es, sin duda vuestro libro. Raquel Martos realiza una trabajo brillante con una novela maravillosa, llena de matices y reflexiones de las protagonistas que te conmueven y te hacen sonreír.
Aquel abrazo fue un mundo. No quería que terminara nunca y me pareció que ella tampoco. Lloré desconsoladamente, lloramos las dos, pero yo más, yo no podía parar, como en uno de nuestros ataques de risa, como en uno de nuestros momentos de entendimiento perfectos. Era como antes, como siempre. Era un llanto de complicidad(...) - Los besos no se gastan.
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